Moles de cemento
cientos de ventanas
pequeñas terrazas
con la ropa colgada
uno de tantos oasis
secos, rodeados de nada
las aceras silenciosas
escuchan el concierto
sobre el cercano asfalto
absorben cada sonido
sin conversaciones
sin llamativos olores
mece el solitario viento
los verdes mechones
serios y cabizbajos
no hay risas ni juegos
las carteras y las mochilas
pasan el día fuera
el suelo parece de arena
los bloques de viviendas
naves a la deriva.