La orquesta metiendo guerra
la plaza revienta
cocida a fuego lento
con unos grados dentro
una vieja historia
repetida una y otra vez
las melenas ondean
asustadas en el aire
saltos y cabriolas
dos patas arriba
y las otras dos abajo
muchachos salvajes
dominan la naturaleza
con maña y con fuerza
salen de sus casas
vestidos de pura gala
las lenguas de trapo
gritan bien alto y aplauden
no ven el miedo en sus ojos
cómo se va extendiendo
por su rostro alargado.