Picores de pena, la piel
llora lágrimas secas
la ropa, un estropajo
limpiando los platos
mil ortigas en los dedos
saltan chispas y escalofríos
cuando las palmas se tocan
no hay ganas de acompañar
casi toda la superficie
cubierta de brasas
ruidosas e invisibles
las uñas se vuelven locas
respiran suavemente
suspiros al pensar
en tu terciopelo
en tus suaves manos
recorriendo mi cuerpo
lenguas de fuego debajo
de la coraza de piedra
dando latigazos.