Ancianos erguidos,
verdes rocas firmes,
formas caprichosas
rizándose en el aire,
formando lentamente
un traje elegante,
abrigo de varias capas
de fibra auténtica,
matizada por los pliegues
y por los tonos verdosos,
monumentos vivos
rescatados del olvido,
del progreso implacable,
disfrutando del entorno
en un lugar inesperado,
verdes pinceladas entre
los grandes pabellones
de gris metalizado,
suaves vibraciones
y el olor del campo
en el puesto de trabajo.