Gigante indomable,
da suaves soplidos
y violentos sopapos
con sus enormes brazos,
sus dedos rizan los mares,
se revuelve y prepara
desastres y calamidades,
no para quieto aunque
sus pies no se muevan.
Las aspas dan vueltas
en las altas alturas,
cae la lluvia dorada
y llena unas pocas huchas,
la tierra de alrededor
patalea sin fuerza
con la boca seca,
sus labios se agrietan,
la cosecha no llega,
la gente hace las maletas
con los dientes prietos.