Gritos nacidos del
cansancio y el hartazgo,
silenciados a tiros,
madres organizadas
contra los asesinos,
un joven en casa
atento a esas mujeres,
algo dentro se levanta
con fuerza suficiente
para olvidar el resto,
vive bien, lo tiene claro,
será un buen abogado,
pero el camino se tuerce,
la suerte le vigila,
no faltan los baches,
las curvas, las piedras,
la muerte también lo mira
escondida en la arena,
disuelta en el agua salada,
la suerte lo encuentra
junto a un trozo de madera.