Tendido en el suelo,
quieto, ensangrentado,
con decenas de disparos
repartidos por el cuerpo,
los dedos estirados,
y el cuchillo a medio palmo,
el ataque de nervios
ha sido aplastado,
en unos instantes
breves e intensos,
el relato oficial
es demasiado largo,
ataques continuados
en tan poco tiempo,
eran tres contra el joven,
y uno llevaba escudo,
el ambiente está cargado,
flota la duda sobre
los densos ríos de humo
salidos de las pistolas.