Sólo se oye una voz,
con múltiples caras
y apariencias variadas,
alejada de la razón.
Parece guardar secretos
de un oscuro y severo dios,
al mando de un entramado
diabólico y destructor,
por supuesto, no falta
el miedo en primera fila,
espantapájaros muerto
con una larga lista
de sesudas excusas
envueltas en diplomas,
palabrería barata
desvaneciéndose entre
menosprecios e insultos
a discursos más sensatos,
en favor del común
de los mortales y de
los derechos humanos.