Una forma de amar,
eso es todo, nada más,
algunas cabezas
no lo quieren aceptar,
desvarían por completo,
muerden su propio veneno,
la manía los lleva
hasta las cavernas
más fétidas y oscuras,
allí el olor de la locura
engaña a la cordura,
ya sólo ven cosas,
le hacen probar a la presa
su brevaje amargo,
repugnante y asqueroso,
son demasiado curiosos
con el dolor ajeno,
observan el vaso
y se divierten echando
una gota a ver qué pasa,
se echan unas carcajadas,
ellos mismos acaban
rompiendo su juguete.