Horas y horas buceando
en mares de letras,
bajo las aguas limpias
de la biblioteca,
las corrientes vivas
en la calle le enseñaron
la apariencia de la sombra
oculta en cada esquina,
los malditos entresijos,
aquella semilla
del fondo marino
seguía creciendo dentro,
la máquina procesaba
el torbellino de ideas
surgido del día a día,
mezclado con muchos grados,
por fin iban saliendo
nuevos mares de letras,
tipos duros con licencia
para algunos excesos.