EN FEMENINO
Me encuentro en la cafetería de siempre, pero mi mirada no es la misma de siempre. Veo más allá y observo detenidamente a 3 mujeres ya mayores, muy mayores.
Me imagino que de pequeñas fueron cuidadoras pero a la vez descuidadas. Posiblemente a sus padres no se les ocurrió que serían buenas médicas, arquitectas o ingenieras…, para ellas el destino ya estaba escrito: cuidarían de la casa, la propia o ajena y en un futuro seguirían haciendo lo mismo pero para sus marido y sus hijos.
Y la tradición continuaría, generación tras generación, siempre postergadas a un segundo plano, pero a la vez siendo el pilar de la sociedad, eso sí, en la sombra.
Desde que el ser humano ha colonizado la tierra, hemos avanzado gracias al corazón de tantas y tantas mujeres, porque sin amor es imposible vivir. Ese amor incondicional que ha sido transmitido de generación en generación en todos los lugares del mundo.
Después de un buen rato, en el que las 3 señoras han estado hablando de sus cosas, llega una chica joven con 2 niñas. Deduzco que es la hija de una de ellas.
La madre se despide de sus hijas con un beso y un “Portaros bien y no deís mucha guerra a la abuelaâ€, que mami tiene que ir a trabajar y hasta mañana no os podrá ver…