Cuando eres
joven crees que tienes toda la vida por delante y, a poco que te esfuerces,
destacarás en tu profesión, te ganarás la vida mejor que tus padres y conocerás
a alguien con quien compartir los buenos momentos porque no sueles pensar en
los malos. Pero no tienes un nombre y apellidos autóctonos, no hablas la lengua
más antigua de Europa, por tanto, no puedes ni soñar en trabajar en la
administración y hasta los clientes privados prefieren probar con alguien con
todos los atributos mientras que en el resto del país desconfían de alguien que
se ofrece desde aquí: no eres de ninguna parte, en realidad, puedes haber
nacido y vivido toda la vida en un sitio pero no eres aceptado y sabes que no
te vas a integrar. Pasa el tiempo y, para algunos fracasados, la vida no es más
que una infinita repetición sobre los mismos temas con leves variaciones y líbranos
Señor de los grandes cambios porque suelen ser a peor. Los días pasan
monótonos: presupuestos no aceptados, encargos que se tarde más de lo previsto
inicialmente o cancelados de repente por un cambio de opinión del mandante,
horas de elaborar facturas, papeleo para la SS y Hacienda después de pagar el
equivalente al salario mínimo interprofesional de un mes a la gestoría,
comprobar pagos, llevarte la decepción de que hasta clientes habituales no
ingresan toda la cantidad o nada en absoluto, reclamar una y otra vez sin éxito
hasta que llega la prescripción de la deuda sin haber obtenido su satisfacción.
Nos vendieron el mito de que viviríamos mejor que nuestros padres y no debo ser
el único con el que ha demostrado ser una absoluta falsedad: ni siquiera podría
alquilar un piso como en el que vivo y pagar luz, agua, gas y una comida frugal
con lo que gano trabajando todos los días de la semana, todas las semanas del
mes, todos los meses del año. Cantidad de pequeños placeres que dabas por
sentado antes ahora son prohibitivos o te privas de ellos porque hay que tratar
de ahorrar algo más para los imprevistos que se acumulan. No va a haber nunca comidas
o cenas fuera de casa, salidas fuera de Bilbao, vacaciones ni siquiera en el
Imserso porque no sería un buen compañero de viaje. No haces proyectos porque
sabes que no vas a disponer de medios económicos para los más ambiciosos ni de
tiempo para los que sólo requieren muchas horas de dedicación. Te limitas a
tratar de sobrevivir como mejor sabes. Nada te llama lo suficiente la atención
ni siquiera en los ratos de inactividad forzosa: cuesta concentrarse lo
suficiente para ver una película de duración media hasta el final y te entran
las ganas de irte a la cama y tratar de dormir. Conoces más la vida y andanzas
de los personajes, no ya los protagonistas sino también los secundarios, de tus
series favoritas y prefieres ver reposiciones a engancharte a otras nuevas. No
sabes el nombre de los vecinos nuevos que se van sucediendo a medida que los primeros
que habitaron el inmueble van a dar con sus huesos en la residencia o en la
fosa. Rostros extraños, gentes con las que sabes que nunca vas a compartir nada
porque ya no se hace vida de escalera, no se habla y con muchos ni se podría
porque no hablan en lo nuestro o son aves de paso que sólo tratan con los de su
mismo plumaje. Cuando bajas a Bilbao te vas dando cuenta de la cantidad de
comercios de toda la vida que cierran y son sustituidos por franquicias o por
tiendas de chinos, lo mismo que los bares de siempre porque son tan anticuados
y están tan fuera de lugar ya como uno mismo. Haces el recado para el que has
salido del barrio, procuras volver antes de que oscurezca para evitar tener un
mal encuentro en el que salgas en el mejor de los casos sin cartera y en el peor
magullado o lesionado y te vuelves andando para hacer algo de ejercicio o en el
autobús si te queda saldo en la Barik a esconderte en la madriguera donde al
menos estás solo o con los tuyos
Es auténticamente de un idiota insistir en el error, mantener actitudes o repetir conductas que nunca llevan al éxito. Entre otras tratar de entablar cualquier tipo de vínculo con desconocidos. Es uno de los misterios de nuestra época como tantas gentes diferentes en todo lo demás han podido ser convencidos de que los amigos que no tienes en la vida real, las chicas de curvas vertiginosas o las parejas dulces y comprensivas que no has encontrado hasta ahora van a aparecer por arte de magia sólo porque te arrastres en Internet detrás de perfiles muchas veces más falsos que una moneda de 3 euros con la efigie del Gran Wyoming. Confieso que he caído en la tentación. Pero no compensa. Seguro que existen personas reales con las que nos encontramos con frecuencia o a diario que merecen la pena y sería mejor probar con ellas que hacer el tonto durante años, literalmente años, para no haber conversado nada más que con una sola persona más de un par de veces. magro resultado para tanto tiempo malgastado. y, desde luego, necesitamos la IA aunque nos quite los empleos: se nota una gran falta de inteligencia simplemente humana, la que no tiene que ver con títulos académicos, carreras profesionales o escalafones admin.istrativos. firmado: alguien que da pena y asco en acertada definición de los superhombres y las wonder women que pululan por aquí, reflejo fiel de una ciudad que se cree sin igual en el universo mundo y poblada de seres excepcionales
13/11/2023No sé para qué he perdido el tiempo formándome y leyendo. Estoy
obsoleto en todos los aspectos. Conozco cantidad de datos triviales sobre temas
irrelevantes que están al alcance de cualquiera mediante una sencilla búsqueda
en Google o una consulta en la Wikipedia, mejor en la versión en inglés que en
la española, habitualmente mal traducida, con redacción manifiestamente
mejorable y con un sesgo ideológico innegable. No me sirven ni para ganarme la
vida desde la llegada de la inteligencia artificial y la ciega admiración de
los usuarios ante sus producciones, muchas veces todavía inferiores a las que
haría cualquier humano cualificado en su campo, ni siquiera para pretender que
tengo temas de conversación porque no le interesan a nadie. El saber sí ocupa
un lugar: los libros en las estanterías y las carpetas con recortes, fotocopias
o ejemplares de revistas. Antes me gustaba leer, ahora veo lo que tengo en casa
y me dan ganas de repetir lo que hizo mi hermano con lo que guardábamos en la
segunda residencia antes de vernos obligados a venderla: echarlos al contenedor
del papel para que los reciclen porque nadie los quiere ni donados. Lo de
desprenderte de tus cosas renunciando a ellas todavía en vida y antes de tener
que ingresar en una institución por ser totalmente dependiente es una forma de morir
a plazos. No debería haber hecho caso a mi familia y tenía que haber marchado
cuando todavía se necesitaban mis dotes profesionales a un sitio más barato
donde poder tener una vivienda propia y guardar mis recuerdos no sólo en el
fondo de mi mente donde se desvanecen y se entremezclan caóticos. Todo el mundo
sabe dar consejos pero las consecuencias las llevo pagando muchos años. Viejo,
sin recursos ni futuro, y con menos que le escuchen que a un misionero mormón
Hace mucho
tiempo que no experimentó el plácerver una película completa. Las horas tardías
en que termino de trabajar después de cenar y fregar no permiten seguir hasta el
final las peripecias de lo que estén programando en abierto aparte de las
constantes interrupciones publicitarias, siempre más largas que los minutos
anunciados. Tampoco es que importe mucho. Lo principal es ver algo distinto que
mi realidad antes de acostarme para tener sueños poblados por personajes de
ficción en lugar de pesadillas hechas con material de desecho de vidas
hastiadas y mustias. Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. No
estaremos lejos de que puedan borrar recuerdos inconvenientes o dolorosos e
implantar otros que nos hagan sentirnos felices conforme a lo que el Amado
Líder de la secta entonces imperante considere mejor para sus humildes súbditos
y tampoco creo que a la mayoría le vaya a suponer un cambio muy grande en sus expectativas
y su actividad cerebral. Me doy totalmente por vencido. Soy absolutamente
incapaz de mantener una conversación seguida y coherente con la gente que he
encontrado aquí y no es el peor sitio abierto en esta ciudad o sea que me
centraré en música, lectura de libros antiguos, cómics franco-belgas (nada de
superhéroes con capas y mallas) y terminaré a veces viendo muertos como en el
Sexto Sentido
–Para Chesterton «el verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás». Es necesario que despertemos de esta permanente distracción en la que estamos metidos, y que combatamos a los bárbaros que quieren quitarnos lo que más amamos. Está en juego que nuestro estilo de vida sea destruido y sustituido por la promesa de un supuesto Paraíso que solo nos va a llevar al infierno en la tierra.
Alex del Rosal (Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida)
Hola, buen día, pues tu experiencia de vida , ha creado un gran pensador.. se agradecen tus reflexiones que resultan de lo más instructivos para tomar buena nota de esta realidad entretenida. Un saludo agradecido. Ánimo.
Abundan en
estos andurriales adictos al crecimiento personal, terapias alternativas o, por
lo menos, a libros de autoayuda en los que, abriendo al azar sus páginas,
encuentras soluciones mágicas a problemas reales. Si tuviera perro, repetiría
la frase tan manida de cuanto más conozco a los humanos, más quiero a mi
chucho, pero ni siquiera me queda ese consuelo. Hay que estar satisfecho y contento
de tu vida en fechas fijas que ya vienen marcadas en rojo en los calendarios, y
no hay lugar para la introspección o el ser capaz de darte cuenta de que tu
vida es un desastre, que no merece el nombre de vida, sino es más una
supervivencia porque un instinto natural de autoconservación, en este caso
dañino para la evolución de la especie, te hace aferrarte aunque sea a la
rutina y tratar de seguir acumulando días vacíos, hojas caídas. El personaje de
la mitología griega que más conmovedor me ha resultado siempre era Casandra,
dotada del don de la profecía, que trataba de advertir a sus conciudadanos
troyanos de los males que se les venían encima pero se encontraba una y otra
vez con su incredulidad porque siempre que ha llovido ha escampado, también
pensaban eso los contemporáneos de un tal Noé cuando le vieron construir
pacientemente su arca.
Buscar y
mantener amistades es una actividad intensiva en tiempo y capital. Conocer
gente implica tener tiempo libre suficiente y disponibilidad para no faltar a
cualquier encuentro que quieran concertar, como mínimo, fines de semana,
festivos y vísperas, puentes y, en los casos de vínculos más fuertes, hasta ir
de vacaciones juntos. Además de adolescente podías estar charlando con los
amigos o conocidos o compañeros sentado en un banco de un parque, de los pocos
que había entonces (en eso sí que ha mejorado Bilbao gracias a la gestión de
alcaldes más centrados en la gestión que en polémicas estériles donde nunca
convences al adversario y le puedes convertir en tu enemigo), o en las campas
que rodeaban nuestros barrios, compartiendo un paquete de pipas o unas chucherías
compradas en esas modestas tiendas que también van desapareciendo. De adulto tienes
que contar con pincho-potes, noches de copas en el mayor número posible de
locales porque hay que dejarse ver con la cuadrilla, cenas o salidas fuera de
la capital del universo, también conocida como Bilbao. ¿La recompensa? No creo
que salga a cuenta. No puedes hablar de lo que te preocupa porque nadie quiere
alguien que cuente sus problemas sino que presuma de sus éxitos, tampoco de tus
aficiones si no coinciden con el sota, caballo y rey de las socialmente
permitidas y alentadas, tienes que aceptar ir a donde diga la mayoría o a veces
el que lleva la voz cantante porque se ha corrido más juergas y habla por
experiencia, si caes mal a alguien ya se encargará de que el resto te miren con
malos ojos más pronto que tarde. Si no buscas sexo porque ya no puedes
(reconozcamos que es algo que no ocurrirá a uno solo) o porque no te interesa
por falta de libido o deseo de evitar problemas, desde ETS, hasta embarazos no
deseados pasando por denuncias por no expresar el consentimiento debidamente ¿alguien
tiene el formulario válido? ¡qué suba el enlace o diga qué aplicación se acepta
en el tribunal como prueba!, tampoco creo que merezca la pena ir en búsqueda de
desconocidos, mejor los bares del barrio con los alcohólicos anónimos, los
borrachos conocidos, los perdedores con solera y los que sabes de que pie cojean.
No todos servimos para ser animales de compañía y reír las gracias de los que
os consideráis elegidos para la gloria, tocados por la fortuna, gente alegre y
positiva, para que nos paséis la mano por el lomo. A veces mordemos