Gracias a la vida

La referencia de la familia siempre había sido una constante en su desarrollo personal. Llegó al mundo con un pan bajo el brazo, pero sin duda, el gran afortunado en la lotería de la vida fue él. La inmensa suerte de tener unos padres y hermana tan generosos como nobles, tan empáticos como cariñosos hizo que pronto inoculara en su ser el virus del amor por los demás. Un amor natural, espontaneo, que surge del interior de uno mismo y le llena de plenitud.

Cuando conoció otro tipo de amor su gozo se multiplicó y cada dia recordaba la canción que en la voz de Mercedes Sosa sonaba como un himno, un dogma para él. "Gracias a la vida, que me ha dado tanto....".

Pero la vida tiene también una vertiente poco atractiva y durante muchos años - como consecuencia de una serie de sucesos desgraciados - conoció de momentos de una dureza que desconocía y que le sumergieron en la oscuridad de las tinieblas.

El amor de pareja se gastó de tanto usarlo y quedó socialmente fuera de juego. Buscó, como tantos otros, en lugares donde socializar y conoció a diferentes personas de las que aprendió que la solucion a los problemas que nos depara la vida están en uno mismo, en su interior; que la busqueda fuera de uno siempre es infructuosa y que, lo que tenga que ser, será.

Tenía aún dentro de él la semilla que había depositado su familia y aquélla, aunque muy poco a poco, empezó a dar su fruto.

Un día despertó en él la necesidad de pasar unos dias cerca del mar. Habián pasado más de 9 años desde su último baño en aguas saladas y decidió tomarse unos días en una zona del sur de España. Lo hizo temporalmente fuera del período estival - no llevaba bien ni el calor ni las aglomeraciones- y descubrió un paraíso donde las aguas cristalinas y el silencio - solo interrumpido por el ruido de las olas al morir en la orlla - eran un bálsamo tanto para su cuerpo como para su alma.

Eran lugares apartados de la "civilización" , imposibles de acceder mediante la comodidad de un coche y a los que aproximarse a ellos suponían rutas de senderismo de media hora no aptas para cualquier condición física.

Disfrutó tanto de la estancia en aquellos parajes que en su retina quedaron grabadas instantáneas que aparecen cada noche antes de conciliar el sueño.

Retornó siendo otra persona; igual que antes - en apariencia- ; distinto de la anterior - para quienes le conocían bien-.

Desde entonces ha aprendido a indagar dentro de su interior, a descubrirse poco a poco como la buena comida hecha a fuego lento y, lo más importante, a no buscar nada y a encontrarlo todo.

Y todo ello..... "gracias a la vida, que me ha dado tanto"....

Un saludo a tod@s, especialmente a aquéll@s que están pasando por momentos "turbios". "Todo llega... y todo pasa".