Crecimiento personal Bilbao  28 nov 2024 Menu usuario

Es encantador ser importante, pero... es más importante ser encantador.

Es un tipo del que se conoce poco en el barrio. Se instaló en un piso de una edificación de doce plantas al que él ha bautizado como "la ONU" - en la misma viven personas de al menos seis o siete nacionalidades diferentes - y pronto fue una referencia para una gran parte de los vecinos - la mayor parte muy mayores y con la capacidad física muy mermada - por su ofrecimiento a compartir con ellos (con un@s se para a hablar mitigando así sus momentos de soledad; a otr@s con l@s que se encuentra camino de casa les lleva la bolsa de la compra para que el peso de ésta no importune a sus cuerpos maltrechos y a los del tercero, que han tirado todos los tabiques del piso, les llevó unas galletas como excusa para que se tomaran un descanso en su tarea de convertir un solar en un hogar).


Tiene una mirada con esa eterna media sonrisa que te desarma en cualquier discrepancia. Trataba de llevar a la práctica lo que decia Nelson Mandela : "Siempre intenté ser respetuoso con todo el mundo. La hostilidad significa derrotarse a uno mismo". Llevaba la amabilidad como bandera. Su peor enemigo era la "ironía" - a través de ella se había metido alguna vez en algún berenjenal - pero le era imposible precindir de ella; su justificación era siempre la misma : "es un rasgo genético diferenciador". Y se quedaba tan pancho soltando tal lindeza aderezándola con su peculiar sonrisa.


Los viernes por la tarde solía hacer la compra en el barrio. Era todo un ritual : primero, la carne en una carnicería tradicional; a continuación, la fruta y verdura en una frutería regentada por un magrebí con unos productos más caros que en otras, pero de una indudable calidad. Habia renunciado a comprar esos alimentos en los supermercados y grandes superficies. Finalizaba la intendencia en el supermercado abasteciéndose de pescado - cuando tenía una mañana libre lo compraba en el mercado de abastos - y de productos cuya fecha de caducidad está más lejana en el tiempo.


Entró en el supermercado y observó a tres personas con unos chalecos distintivos del Banco de Alimentos. La compra le llevó casi una hora.

Depositada toda la compra sobre la cinta transportadora de la caja, introdujo los primeros cinco productos en una bolsa de tela que llevaba. El resto lo metió en el carro del supermercado; iba lleno, hasta arriba. Escuchó la voz de la cajera : "Son 257,95 euros". "Pagaré con tarjeta" , contestó.

Tras pagar la compra cogió el carro y se aproximó a los voluntarios del Banco de Alimentos. "Ésto es para vosotros" , les dijo enarbolando su caracteristica sonrisa y desapareciendo con su bolsa de tela colgada del hombro.





























0
Messages 2
316



Cristian

Que agradable es leer cosas así de vez en cuando, me ha gustado mucho el texto, gracias por el post Javier 🙂

28/11/2024
maria

Genial como siempre.Es un gustazo leerte


01/12/2024
Cargando