Tiempo perdido

Engañar a los demás puede ser necesario aunque nunca loable, pero engañarse a uno mismo es propio de estúpidos. Prolongar mi experiencia en cualquier sitio de amistades, encuentros o como apetezca definir una realidad con múltiples facetas es perder el tiempo de un modo lamentable y patético. No estoy a la altura de con los que se coincide aquí, ni puedo estarlo. Un simple análisis coste-beneficio de los años pasados aquí indicaría que no me ha servido para nada. Podía haber paseado un poco más al volver de hacer los recados, leído algo más, visto algún episodio completo aunque sea repuesto por enésima vez de las series que emiten en abierto aunque ni siquiera me interesen especialmente, pero no lo puedo evitar. conozco mejor a los personajes que a cualquiera de mis vecinos y me resultan más tranquilizantes en algo que, una vez apagado, ya no existe. Podía haber terminado alguna de las traducciones empezadas en los periodos de sequía laboral para poder publicarla antes de que llegue la jubilación y no pueda cobrar derechos de autor porque son incompatibles con una pensión aunque sea con la cuantía mínima. Podía haber aprendido alguna lengua que me abra las puertas a otros mundos a veces casi olvidados, por ejemplo, copto o siriaco, u de lugares con los que apenas tenemos contacto para leer su literatura y vivir por persona interpuesta otras vidas en lugar de la que se escurre entre mis dedos, o repasar mis nociones prácticamente olvidadas de yiddish.

Los antiguos cátaros, herejes albigenses de Occitania, recibían el consolamentum de los perfectos de su comunidad y se dejaban morir de hambre y sed para que el alma se liberase de las ataduras del cuerpo. Hace falta más valor para seguir vivo cuando no sabes comunicarte significativamente con las personas que para morirte, aunque la idea de desaparecer y sustraerse al dolor infinito de la diferencia no carece de atractivo

Nada virtual puede sustituir a lo real. la conversación más emotiva palidece frente a mirar a la otra persona cara a cara y escuchar su voz. no te digo nada si te permite tocar su mano y sentir mi corazón latiendo con una cálida sensación.