Antonio

Las cosas que me gustan, y de más seriedad son la astrofísica, la ingeniería aereoespacial, la historia, los juegos de mesa y estrategia, las actividades solidarias, la buena música -menos el reggaeton y toda su panoplia de ruidos clónicos-, y desde hace unos años los viajes. Dentro del mundo más friki: Star Wars, La Legión 501, El Señor de los Anillos y relajarme con mis hobbies.

Y las que no me gustan, la comida picante y los terraplanistas.

Soy como un grano de arena en el desierto infinito, una pequeña chispa de singularidad perdida entre un mar interminable de iguales. Aunque la vastedad que me rodea parece unirse en una masa uniforme, en mi interior siento el latido de la diferencia. Los vientos del desierto me arrastran, me transportan, y aunque cada grano parece ser igual al anterior, yo sé que hay algo dentro de mí que me separa del resto, una marca invisible que me hace único.

Mis compañeros de arena no saben de mi lucha interna, de ese anhelo profundo por encontrar algo que me conecte con otros, algo que me devuelva la calidez de la compañía. Pero aquí estoy, solitario entre millones de iguales, siendo parte de un paisaje tan grande y tan eterno que a veces olvido si alguna vez fui algo más que esta diminuta partícula.

El sol quema inclemente y la luna observa en silencio. Todo parece igual, todo parece estar inmóvil, pero yo sé que mi existencia es diferente. A pesar de la infinita cantidad de arena que me rodea, mi alma sigue buscando. Y mientras la vida avanza y el viento me empuja de un lado a otro, sigo buscando mi lugar, un lugar donde pueda encontrar mi propio sentido, mi propio propósito, entre tanta vastedad.